La sociedad muisca
se basó en un grupo de familias emparentadas por vínculos consanguíneos.
En el siglo XVI
la población muisca tenia unos 650.000 habitantes. Su base de la organización
social era el Clan o familia extensa, caracterizado
por la exogamia. Los hijos heredaban por línea materna, puesto
que pertenecían a la comunidad de su madre. Aunque se permitía el matrimonio
poligamico, en realidad solo lo practicaba la nobleza. La residencia era patriarcal.
Los individuos
trabajaban en común las tierras de su jefe de clan, o del sacerdote o jeque.
Varios clanes formaban una tribu y sus miembros trabajaban las sementeras del
cacique u uzaque (Jefe de tribu), quien cobraba los tributos y entregaba
parte de ellos al Zipa o al Zaque, jefes de estas confederaciones,
conformadas por varias tribus.
Los jefes de confederación,
los jefes de tribu y los sacerdotes formaban una clase superior, que se apropiaba
de parte de los excedentes de producción agrícola y minera. Ello originó la
diferenciación de grupos dentro de la sociedad y condujo a la formación de clases
y al surgimiento de la propiedad privada y del estado. La apropiación de los
excedentes de producción se efectuaba mediante el cobro de un tributo o impuesto,
que debían pagarse en especie, y del trabajo, obligatorio también, en los cultivos
de los jefes de tribu y de los sacerdotes. Este sistema impidió que se estableciera
la esclavitud en la sociedad muisca.
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